Royalty-free Image: Italian parsley

 

La semana pasada estuvimos hablando sobre la importancia de depurar el hígado, un órgano que necesita ser limpiado cada cierto tiempo para funcionar al máximo. Algo similar sucede con los riñones, los mismos son los órganos primordiales a la hora de limpiar el organismo, ayudando al cuerpo en la eliminación de toxinas y en la propia depuración en sí del mismo. Por eso, hoy te damos algunos consejos para que puedas depurarlo, de forma que cuides de su salud, ¡presta mucha atención!

 

Primero vamos a entender exactamente cómo funcionan, la sangre circula varias veces al día por ellos, de forma que se filtran las sustancias útiles, las cuales son devueltas a la sangre y las inútiles quedan allí para ser eliminadas posteriormente. Para mantenerlos saludables es importante evitar el consumo excesivo de alcohol y sal, lo mismo con los antibióticos, ya que estos dañan los riñones con el paso de los años. Es fundamental entender que cuando los riñones se dañan dejan de filtrar correctamente, por lo que diferentes sustancias tóxicas entran en el organismo.

Lo mejor es depurarlos una vez al año al menos y evitar en lo posible los alimentos que los dañan, como el exceso de sal, proteínas, alimentos con residuos ácidos (como las lentejas, nueces, café, alcohol, las ciruelas o los arándanos), alimentos con alto contenido en purinas (sardinas, arenque, veiras, anchoas, embutidos, legumbres y vísceras) y aquellos alimentos con alto contenido en potasio (espinaca, apio, batata, achicoria, naranja, repollo y patata).

Por último, para depurarlo se recomienda beber de 2 a 3 litros de agua diarios, además, ayudarnos con alimentos que sean diuréticos como los espárragos, piña, alcachofa, berros, brócoli o cebolla, así como infusiones que ayudan a la depuración, tales como el diente de león o muérdago. Además, no olvides consumir muchas frutas, verduras y vegetales.

Esto era lo que teníamos para compartir hoy, esperamos que esta información te sea de gran utilidad para poder cuidar mejor de tu cuerpo, ¡suerte!

 

Fuente: Blognutricion