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¿Cuántas veces hemos salido de casa sin las llaves? ¿O hemos intentado entrar en ella con la tarjeta del transporte público? Son pequeños descuidos, momentáneos, pero que en determinadas ocasiones pueden constituir un auténtico peligro. ¿Qué ocurre cuando uno de estos descuidos afecta, por ejemplo, a un cirujano? Se trata algo más habitual de lo que parece. Tras finalizar una operación quirúrgica de alto riesgo de forma satisfactoria, y pasada una semana, el paciente empieza a sentir un agudo dolor abdominal y los rayos X revelan que los médicos olvidaron un fórceps en el interior del paciente. ¿Cómo es posible que profesionales altamente cualificados se olviden de realizar una tarea simple que han ejecutado sin dificultad miles de veces antes?

Este tipo de descuidos, que los investigadores califican como “fallos de memoria prospectiva”, son eventuales, ocurren en todo tipo de actividades humanas, y pueden afectar a cualquiera. La investigación psicológica revela, además, que no tienen por qué estar relacionados con una falta de habilidad o un comportamiento poco cuidadoso, sino con un fallo en la memoria inintencionado y difícil de prever.

 

Los fallos de memoria prospectiva suelen ocurrir cuando tenemos la intención de hacer algo más adelante, pero nos enfrascamos en nuevas tareas que acaparan nuestra atención, que nos hacen olvidar lo que originalmente íbamos a hacer. A pesar del nombre, la memoria prospectiva depende realmente de diversos procesos cognitivos, incluyendo la planificación, la atención y la gestión de tareas. Se trata de errores comunes en la vida cotidiana, que no suelen pasar de la anécdota, pero que en lugares de alto riesgo como un quirófano o la cabina de un avión pueden ocasionar, y ocasionan, auténticas catástrofes.

 

Un despiste puede ser letal

 

En un artículo publicado ayer en la revista Current Directions in Psychological Science, el psicólogo de la NASA R. Key Dismukesexplica la importancia que tienen este tipo de errores, en insiste en la necesidad de aplicar a la vida real las numerosas investigaciones que se han hecho al respecto. En su opinión, los fallos de memoria prospectiva afectan a todo el mundo y su peligrosidad es mucho mayor de lo que se cree: “Todos los veranos mueren varios niños porque sus padres han olvidado que estaban dormidos plácidamente en el asiento de atrás del coche y les han dejado encerrados bajo un calor abrasador”.

 

En la mayoría de ocasiones la memoria prospectiva implica la intención de hacer algo en un momento determinado: como acudir a una cita con el médico, acordarse de felicitar a un amigo que ha tenido un hijo o bajar a hacer la compra. Sin embargo, muchas de las acciones que realizamos en nuestra vida cotidiana, ya sea en casa o en el trabajo, implican tareas habituales que se repiten constantemente, sobre las que no prestamos atención. Por ejemplo, una tarea diaria es coger el coche para ir al trabajo, pero todas las acciones relacionadas, como arrancar el coche o tomar la salida adecuada de la autopista, las hacemos de manera automática. Nuestra intención al respecto no es explícita: no pensamos “voy a ponerme el cinturón”, simplemente lo hacemos.

 

Según Dismukes y sus colegas, y tal como han explicado en numerosos trabajos anteriores,este tipo de tareas automáticas son las que se suelen olvidar en los fallos de memoria prospectiva, y han identificado diversas situaciones típicas que pueden llevar a este tipo de errores. Es el caso de las interrupciones o perturbaciones en procesos habituales, que pueden llevar a un olvido irritante en la mayoría de ocasiones pero fatal en determinados escenarios. De hecho, numerosos accidentes aéreos han ocurrido porque los pilotos fueron interrumpidos mientras ejecutaban tareas de supervisión rutinarias que se realizan antes del despegue. Tras la interrupción los pilotos continuaron su tarea, olvidando que habían dejado un paso sin completar.

Otra de las principales causas de los fallos de memoria prospectiva es la realización de diversas tareas al mismo tiempo: la ampliamente estudiada multitarea. Aunque parezca que nos hemos adaptado bastante bien a lidiar con varias tareas de forma simultanea nuestra memoria puede jugarnos una mala pasada. Las investigaciones muestran cómo en cuanto surge un fallo en alguna de las tareas nos centramos en ella, olvidando el resto de cosas que estábamos haciendo.

Métodos para evitar el desastre

Para defenderse de los fallos de memoria prospectiva y sus potenciales desastrosas consecuencias, los profesionales que realizan actividades de riesgo, como pilotos o médicos, cuentan con herramientas de memoria específicas, como listas de verificación o revisiones duplicadas. Pero la investigación revela que hay herramientas que nos permiten evitar este tipo de fallos en la vida cotidiana. Dismukes señala que la elaboración de una lista de tareas, donde estén apuntadas las acciones específicas que queremos realizar, mejora de forma notable el rendimiento de la memoria prospectiva a la hora de hacer ejercicio, seguir correctamente una medicación o estudiar, por ejemplo.

Además de las listas de tareas Dismukes anima a usar otro tipo de herramientas que ayudan a recordar y llevar a cabo con éxito todas las acciones que exige nuestro día a día:

  • Usar herramientas de memoria externa como las agendas de los ordenadores y smartphones
  • Evitar la multitarea si una de las acciones que debemos realizar entraña algún riesgo
  • No posponer nunca las tareas cruciales
  • Crear notas recordatorias y colocarlas en lugares que tengamos que ver a la fuerza
  • Asociar la tarea a realizar con un hábito que ya tengas establecido de antemano

Según Dismukes, “en vez de culpar a los individuos por fallos involuntarios en la memoria prosectiva, las organizaciones pueden mejorar la seguridad mediante la implantación de este tipo de medidas”.

 

Fuente: ElConfidencial